Ahora, y gracias al uso de un auténtico arsenal de radares con base en tierra y telescopios ópticos, la NASA Orbital Debris Program Office ha determinado que sobre nuestras cabezas flotan unos 19.000 objetos de más de diez cm de diámetro, que existe otro medio millón de ellos que miden entre uno y diez centímetros, y que el número de partículas y fragmentos menores de un cm se puede contar por decenas de millones.
Los expertos, además, estiman que el peso total de la basura que hay en órbitas bajas de la Tierra ronda los dos millones de kilogramos y que cada una de esas piezas de chatarra vagabunda (incluídas las más pequeñas) constituyen una seria amenaza para la integridad de satélites, misiones espaciales e incluso la vida de los astronautas que estén en órbita.
Bastaría el impacto con un fragmento del tamaño de un guisante para herir mortalmente a un astronauta o para causar daños catastróficos en su nave. Una simple raspadura de la pintura de un satélite fuera de uso podría agujerear fácilmente la ventanilla de un transbordador espacial.
Fuente: Espanoticias.com
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